11 feb 2012

En tiempo de crisis: El "Día de no gasto"

Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco.

Cada día me doy más cuenta de las similitudes entre intentar ahorrar y adelgazar. No sirve de nada ponerse a dieta estricta durante un mes o lo que aguantemos, para luego comer todo aquello en lo que hemos estado soñando durante esos días, cogiendo el peso que teníamos en el mejor de los casos o incluso más en el peor; de la misma forma que no sirve nada intentar ahorrar evitando gastar durante un tiempo para acabar comprando compulsivamente y dejando nuestras cuentas peor de lo que estaban.
Por tanto, como todos sabemos, lo más importante, tanto en dietas como en ahorros es el cambio de hábitos, ir poco a poco, adaptando los cambios en nuestra vida que nos permita por un lado, comer más sano, hacer más deporte o por otro gastar menos y adquirir formas de ocio más baratas.
Pensando en las múltiples similitudes entre la dieta y el ahorro me vino a la cabeza la dieta Dukan, dónde se comenta que para el mantenimiento del peso ideal es suficiente el pasar un día a la semana a proteínas puras que lo que haría sería compensar cualquier exceso durante la semana.
¿Por qué no usar esta idea en nuestro intento de ahorro?
Empecemos convirtiendo un día a la semana como el “día de no gasto”, es decir, un día en el que no va a ser posible gastar nada durante todo el día. Desayunaremos en casa, en vez de ir  a la cafetería con los compañeros de trabajo; evitaremos ir  a la máquina de “vending” de la oficina a buscar un tentempié, botella de agua, coca-cola, chuches o cualquier otra cosa y en vez de eso llenaremos nuestra botella de agua en el baño y beberemos varias botellas. Nos llevaremos un tentempié  sano para media mañana y la comida en una fiambrera. Por la tarde volveremos  y disfrutaremos de nuestros placeres caseros, o buscaremos actividades que no supongan gasto alguno, como dar una vuelta por la biblioteca en busca de algo entretenido para leer.
Yo, con los niños, aprovecho para ir a la biblioteca a leer cuentos, o asisto a los cuentacuentos gratuitos que ofrece el Ayuntamiento. Si el tiempo lo permite, podemos pasar un agradable rato en el parque o si hace mal tiempo nos quedamos en casa con amigos.
Hay muchas opciones para todos según su vida; actividades que no suponen gastar dinero.
Ese día evitaremos ir al Centro Comercial a  dar una vuelta porque ello hará que tengamos sensación de privación al no poder gastar ese día.
Es una experiencia curiosa que merece la pena hacerse y al final del día, al hacer análisis, te das cuenta de que un día cualquiera tiene muchas situaciones en las que se puede gastar, aunque sean pocos euros. Estos, sumados al final del día dan una cantidad que multiplicada por 30 días al mes, supone un montante suficientemente representativo como para tenerlo en cuenta.
Otra de las lecciones que te ofrece esta experiencia es la necesidad de encontrar opciones de ocio que no cuesten dinero. Hay que identificarlos e intentar llenar nuestro tiempo con estas experiencias. Como he dicho anteriormente, una tarde en el parque, un cuentacuentos en la biblioteca, una conferencia, una visita de amigos o cualquier otra actividad que el Ayuntamiento ofrece gratuitamente son opciones que nos van dar mucha gratificación y nos van a permitir ahorrar algo de dinero respecto al que gastamos habitualmente.
Por tanto, si tu objetivo actualmente es ahorrar dinero, deberías identificar o descubrir todas estas actividades que pueden ser válidas para tu vida o con las que te sientes feliz.
Si en tu caso, el objetivo no es ahorrar, es igualmente útil descubrir con  lo que disfrutamos y que apenas cuestan dinero y llenar tu vida con ellas, puesto que de esta manera tendrás un excedente para tus verdaderos sueños.
En cualquiera de los casos recomiendo probar la experiencia del “día sin gasto” y ver como poco a poco se puede ir cambiando los hábitos. Cuándo hayas conseguido hacer  este día sin problema se puede cambiar  al fin de semana lo que supone un incremento en la dificultad pues es cuando nuestras actividades de ocio toman protagonismo.
Veréis como poco a poco se reducen los gastos  y os acercáis a vuestro objetivo.
Poco a poco te das cuenta de que tener un “día de no gasto” no es tan difícil porque tus hábitos han cambiado y no sientes ningún tipo de privación.
¿Os animáis a probarlo?

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